Si bien existen muchas opiniones al respecto, en dependencia del sistema que se trate, se observa, globalmente, uniformidad de criterios a la hora de determinar el papel que corresponde al relacionista público dentro de las organizaciones, este puede expresarse de la siguiente manera:
· Define e integra la estrategia de imagen corporativa de la organización. Planifica el trabajo operativo en una oficina de relaciones públicas.
· Asesora a la empresa u organización en materia de comunicación interna y externa, para la toma de decisiones globales.
· Planifica la comunicación de la organización, contribuye a establecer estrategias y planes de acción, dirigidos a cada uno de los públicos.
· Monitorea los acontecimientos políticos, económicos y sociales que se suscitan fuera de la organización para prever el impacto de estos en la misma y definir las acciones necesarias para afrontarlos
· . Es capaz de dar seguimiento a proyectos, control de tiempos, recursos técnicos y humanos, presupuesto y cumplimiento de cronogramas.
· Evalúa toda actividad de relaciones públicas durante todo el proceso.
· Trabaja en equipo.
Encontramos además que:
Un buen relacionista público es capaz de organizar eventos relevantes y de adecuarlos al eco público positivo para generar newsmaking, de arropar los actos con acciones de promoción, de coordinar las acciones de comunicación interna con los cuadros directivos de recursos humanos y formación. Es el mejor colaborador para diseñar operativos de información a los accionistas, nuestro mejor aliado para trasladar inquietudes y parabienes a los medios de comunicación. Es quien, a fin de cuentas, sabe cómo solucionar situaciones de crisis y, lo que es mejor, proponer políticas profilácticas para evitarlas o, en su defecto, permanecer atentos por si suceden y saber cómo resolverlas sin merma de la imagen.
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