miércoles, 10 de noviembre de 2010

CINE ITALIANO EN LOS 70 Y 80'

Y llegó la televisión, sin duda una verdadera y fuerte competencia para la industria cinematográfica … el cine, por su lado siempre marcando una diferencia en cada aspecto relevante al de años anteriores, sin embargo entre las décadas de los 70 y 80 no encontró una identificación artística predominante sino que más bien se alimentó de la combinación de distintos estilos y géneros que se habían desarrollado en años anteriores, lo que hace que se torne mucho más interesante, ya que tendría como objetivo lograr un desarrollo mucho más completo, ligado al fenómeno comercial e industrial que a una unidad expresiva en particular.

En este período también los autores destacados, actores reconocidos y debutantes se juntan en diferentes géneros como la comedia, el drama, la aventura, el melodrama y el cine de denuncia y compromiso social.

No obstante con la llegada de la TV privada y comercial revolucionó el mercado de las producciones grabadas y la emisión en pantalla chica de filmes que hasta el momento sólo era posible presenciar en salas de exhibición, tanto así que el público italiano prefirió ver los programas de televisión como casalingo, aparte del RAI 1 que resultaría históricamente y hasta nuestros días el principal de los tres canales en el que la lucha por el rating con las cadenas privadas y la prioridad informativa constituye su base ejecutiva. La producción integrada entre cine y TV permitió potencial izar los principales puntos distintivos de cada industria, buscando una mejoría de cada industria: capacidad técnica, grado de desarrollo artístico, canales de financiamiento, pasividad, publicidad, etc.
Un claro ejemplo es el filme Las aventuras de Pinocho, dirigido para la TV por Luigi Comencini, con las participación de Vittorio de Sica o también Jesús de Nazareth de Franco Zeffirelli en 1977.

Cabe resaltar que durante la década de los 70 se produce la desaparición física de indiscutibles monstruos de la cinematografía italiana como Vittorio De Sica, Paolo Pasolini y Roberto Rosellini, dejándoles la posta a algunos realizadores como Federico Fellini y a los hermanos Taviani.

Un personaje muy importante en el cine italiano también es Bernardo Bertolucci, autor de La Parca, un drama policial; Último tango en París, incluyendo un halo de hito vencedor en su lucha contra la persecución ideológica y la censura, entre otras, podemos notar que Bernardo es un artista obsesionado por la dualidad, por un permanente conflicto entre ideas simétricamente antagónicas por la confrontación manifestada entre pasión e ideología, pero sobretodo difundir sus pensamientos y su forma de ver la situación real en su país, tanto económica, política o socialmente, en otras palabras busca emitir mensajes a la población, poniéndose en lugar de muchas de ellas .




Y si de reflejar a la sociedad en aquellos tiempos se trata, no podemos dejar de mencionar a Moretti, quien sostiene permanentemente un discurso crítico, que frecuentemente se extiende al propio socialismo, gusta de agregarles carácter y originalidad como en Caro diario, donde muestra un rol dual, con un drama menos político y más intimista, que le permite ganar el premio a la dirección en el Festival de Cannes.

Mucho más desconcertante  resulta el repaso de la carrera del florentino Franco Zeffirelli, ya que su dura infancia lo llevó a relacionarse con las letras, así incursiona en el teatro, quien también nos deslumbra con sus filmes  basadas en inolvidables textos de autores famosos tales como Romeo y Julieta, que es un clásico, Hamlet, Hermano Sol, Hermana Luna, casi todas las de William Shakespeare, pero una que no podemos dejar de mencionar es Gesù di Nazareth (Jesús de Nazareth), de género histórico basada en una composición estudiada de los cuatro evangelios, fue concebida como una monumental obra de estilo de los grandes colosales del cine, aunque el protagonista luce como un modelo mediático, aunque resalta aceptable en el papel, preparada como miniserie de TV, también fue  llevada al cine, claro que mucho más sintetizada  y así logró su aceptación en el ámbito católico en general.

Por otro lado las comedias también lograron  hacerse de nombre y un prestigio que se extendió a mercados extranjeros, como por ejemplo el norteamericano, donde se puso tantos medios productivos como actores y esto gracias a la participación de Lina Wertmuller, una excelente directora. 

Por último, Marco Bellocchio, cineasta y filósofo interesado en resaltar falencias en instituciones  clave de la vida social italiana, tocando temas importantes como la iglesia, el ejército, la familia, los partidos polìticos como se destaca en En el nombre del padre y en Marcha Triunfal.

Y si los nuevos directores compartieron la época junto a la continuidad de otros grandes, también los actores que se consolidaron durante los 70 y 80 lo hicieron compartiendo cartel con aquellos consagrados algunas décadas antes.


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